“Claudio tiene 32 años, es casado y tiene una beba de 6 meses. Hace 9 meses lo despidieron de su trabajo y como una forma de de aliviar su angustia y desesperación, comenzó a jugar en las máquinas tragamonedas.
“En un principio lo hacia por diversión, para olvidar los problemas” – nos cuenta Claudio- Pero luego de 2 oportunidades en las cuales ganó algo de dinero, el juego comenzó a convertirse en una obsesión.
Tenia la ilusión de poder paliar las dificultades económicas ganando en el casino, y sin darse cuenta, comenzó a jugar casi todos los días, a pesar de las reiteradas pérdidas.
Llego a gastar todo el dinero de su indemnización, a endeudarse con amigos y a poner en serio riesgo su calidad de vida y la de su familia. Claudio se había convertido en jugador patológico.”
El juego como actividad general desempeña un papel importante en el sujeto humano (tanto en el niño como en el adulto).
Es un proceso que permite el aprendizaje de múltiples conductas, con altas probabilidades de éxito y motivación. Sirve para entretener y disfrutar determinados períodos de tiempo. Es, en resumen, una actividad placentera.
Se pueden distinguir 2 tipos de conductas de juego:
- El juego como entretenimiento o pasatiempo. (aquí no hay intervención del dinero)
- El juego como procedimiento donde se arriesga algún bien, se consigue o se pierde dinero u otro tipo de ganancias.
Es este segundo tipo de juego el que ha facilitado la aparición de conductas problemáticas conocidas como adicción al juego, juego patológico o ludopatía.
El juego patológico es una enfermedad adictiva en la que el sujeto es empujado por un incontrolable impulso de jugar. El impulso persiste y progresa en intensidad y urgencia consumiendo cada vez más tiempo, energía y recursos emocionales y materiales del individuo.
Cabe destacar 3 características típicas de esta conducta problemática:
- La persona se ve obligada por una urgencia psicológicamente incontrolable a jugar
- Es un trastorno persistente y progresivo de la conducta. Genera dependencia emocional
- Afecta la calidad de vida del enfermo en forma muy negativa.
El juego patológico tiene muchas similitudes con el alcoholismo y el abuso de sustancias, y esta considerado una adicción.
Es por esto que genera síntomas de abstinencia al intentar abandonar la conducta (ansiedad, agitación, depresión, irritabilidad, inquietud, entre otros)
Es importante tener en cuenta la diferencia entre los distintos tipos de jugadores, con la finalidad de poder hacer una detección precoz de la problemática:
- Jugador Social: es quien juega ocasional o regularmente, lo hace por entretenimiento o satisfacción, tiene control total sobre la conducta de juego y puede abandonarla cuando desea.
- Jugador problema: es aquel que realiza una conducta de juego frecuente o diaria con un gasto habitual de dinero (en ocasiones excesivo). Tiene menos control de la conducta y es, por esto, una persona con riesgo potencial a convertirse en jugador patológico.
- Jugador patológico: es quien tiene una dependencia emocional del juego, perdida total del control de dicha conducta e interferencia con el funcionamiento normal de su vida cotidiana.
Según investigaciones realizadas en EEUU, entre el 2 y 3 por ciento de la población sufre de este tipo de trastorno. Dos hombres por cada mujer presentan este problema, y el promedio de edad de los afectados oscila entre los 18 y los 30 años.
El jugador compulsivo tiene una personalidad característica que, en cierta medida, explica su comportamiento o desorden.
Se los describe psicológicamente como “buscadores de sensaciones”, esto es, la necesidad de experimentar sensaciones, experiencias diversas, nuevas y complejas y el deseo de verse implicados en riesgos físicos y sociales como consecuencia de tales experiencias.
Presentan diversos sesgos cognitivos entre los cuales se destacan la ilusión de control con respecto al juego. El jugador piensa que tiene una estrategia para ganar y control para modificar los efectos del azar.
Asimismo, tienden a considerar cada una de las apuestas como hechos relacionados. Este razonamiento incorrecto posibilita la sobre-estimación de las probabilidades de éxito.
Coexisten también pensamientos de tipo supersticioso, baja autoestima y falta de recursos para enfrentar problemas cotidianos (en algunas personas el juego se convierte en una vía de escape a sus problemas, que permite aliviar transitoriamente las situaciones de estrés)
¿Como podemos tratar esta problemática?
Existen diferentes técnicas con las cuáles podemos intervenir en los casos de juego patológico. Mencionaremos brevemente alguna de ellas:
- Técnicas de intervención con el objetivo de la abstinencia total de jugar: en este enfoque, se establece la abstinencia como objetivo principal. Los grupos de auto ayuda (como por ejemplo Jugadores Anónimos) adhieren a este enfoque y han desarrollado un proceso de intervención y recuperación estructurado en doce pasos. Tienen el beneficio principal de proveer a los pacientes herramientas para aprender conductas a partir de las experiencias de los otros. Sin embargo, no existen muchas investigaciones de rigor científico acerca de la efectividad de estos tratamientos.
- Técnicas aversivas: intentan aplicar consecuencias desagradables (no reforzantes) a la conducta de juego. Se utiliza básicamente la técnica de Sensibilización Encubierta (que consiste en imaginar la conducta problema e inmediatamente imaginar consecuencias aversivas).
- Técnicas de desensibilización y relajación: dado que en muchos jugadores se asocia la conducta con alteraciones en el nivel de activación fisiológica, se incluye la relajación como procedimiento para reducir esta activación.
- Exposición con prevención de la respuesta y control de estímulos: consiste en exponer a los sujetos a situaciones habituales de juego, pero sin permitirles jugar y facilitando que realicen conductas alternativas.
- Terapia Cognitiva: Ya hemos descrito como el jugador presenta sesgos o distorsiones cognitivas con respecto al juego. Este abordaje, consiste en lograr que el paciente identifique estos errores, y genere alternativas de pensamiento más racionales.
Todas las opciones de tratamiento antes mencionadas, abordan algún aspecto de la conducta de juego patológico.
Es por esta razón que habitualmente se utilizan programas de tratamiento multicomponentes, donde se engloban las diferentes formas de intervención con el objetivo de controlar los distintos aspectos de este trastorno.