Las personas que padecen Trastorno de Ansiedad Generalizada
(TAG) se preocupan excesivamente sobre una amplia gama de acontecimientos.
Por ejemplo:“Si suena el teléfono a las 12 de la
noche, seguramente es porque le pasó algo a mis hijos…” “Si hoy no voy a trabajar, mi jefe se enojará
mucho y me despedirá…” “Me duele mucho
la cabeza, y cuando esto pasa tengo miedo de que sea un tumor…”.
Los síntomas físicos incluyen inquietud o impaciencia,
cansancio excesivo, tensión muscular (contracturas), dificultades para
concentrarse, irritabilidad y trastornos del sueño.
Los
síntomas que motivan la consulta
generalmente son: presencia de dolor, cansancio, ánimo deprimido y
alteraciones del sueño.
El
TAG tiene una base biológica (factores genéticos e hipótesis químicas) y una
base psicológica.
Según la Organización Mundial de la
Salud , el 29 por ciento de la
población tiene un “trastorno de ansiedad” o lo tendrá en algún momento de su
vida. Dentro de este
espectro (que abarca, entre otros, a los ataques de pánico, fobias y trastornos
obsesivo-compulsivos), los llamados worriers (preocupados)
representan un 6 por ciento de la población.
Generalmente se desarrolla lentamente y comienza en la
adolescencia o juventud. Es más frecuente en mujeres.
Muchas de las personas que finalmente son diagnosticadas con TAG,
previamente pasan por muchos médicos especialistas, realizándose infinidad de
estudios diferentes con resultados negativos.
El
núcleo del trastorno de ansiedad generalizada lo constituyen:
- La preocupación excesiva: es un estado de preocupación intenso, persistente y difícil de controlar, que perturba el normal desenvolvimiento de quienes lo sufren y, como se comprenderá, el de aquellos que los rodean.
- El pensamiento catastrófico.
- La sobreestimación de la probabilidad de que ocurran eventos negativos.
- Las creencias distorsionadas acerca de la preocupación.
Algunas
preguntas pueden ayudar en la detección de la preocupación excesiva:
- ¿Le resulta difícil poner fin a sus estados de preocupación o, si necesita enfocar su mente en otro tema, le es posible quitar satisfactoriamente la preocupación de sus pensamientos?
- ¿Le sucede que mientras se encuentra intentando enfocar su atención en leer, ver tv o trabajar, estas preocupaciones irrumpen de golpe en su mente dificultando dichas actividades?
- ¿Se preocupa por cosas que no revisten tanta importancia para los demás?
- Cuando las cosas van bien, ¿encuentra usted, sin embargo, motivos para preocuparse y ponerse ansioso?
Si
respondió afirmativamente a la mayoría de las preguntas, es importante que
usted conozca que existe este trastorno y que quizá lo esté padeciendo.
Hoy
existen tratamientos específicos para los pacientes con TAG, el que ha
demostrado mayor eficacia es la Terapia Cognitivo-Conductual
combinada con Medicación, también pueden ser beneficiosos los ejercicios de
relajación y respiración, y la Psicoeducación, aunque no reemplazan a un
tratamiento integrado.
Los fármacos apuntan a la corrección de alteraciones
neuroquímicas que puedan existir en los circuitos responsables del control de
la ansiedad a nivel cerebral, y a reducir el impacto físico de los síntomas. Los tratamientos generalmente son breves y
focalizados a la problemática actual.
El objetivo es
la recuperación del paciente, que retome sus actividades habituales, muchas de
las cuales se veían limitadas por padecer TAG.
Dra.
Carolina Quantin