lunes, 1 de abril de 2013

Ansiedad no es una mala palabra


Cuando les preguntamos a nuestros pacientes cuáles son sus objetivos terapéuticos, muchos nos dicen que no quieren tener más ansiedad, que les gustaría no sentir más esas sensaciones. El deseo de poder afrontar cualquier desafío de la vida sin experimentar ningún síntoma corporal o sin pensamientos negativos está presente en muchas personas que padecen algún trastorno de ansiedad. En algunos casos, ponen como condición necesaria que la ansiedad se reduzca a cero para poder exponerse a cualquier situación.

Esto es algo que debemos trabajar en los primeros momentos de la terapia y sobre lo que hay que volver cuantas veces sea necesario. La ansiedad es una reacción normal de todos los seres humanos. Es un mecanismo que nos permite estar preparados para afrontar situaciones potencialmente peligrosas y nos pone a tono con las actividades más demandantes. No sólo que no es algo negativo, sino que además es una emoción necesaria para la supervivencia, nos protege. Entonces, no podemos pensar a la ansiedad como algo a eliminar.

Nuestro trabajo terapéutico se orienta a poder regular la ansiedad patológica, la que deja de ser útil para empezar a estorbar, limitar o incluso paralizar a quien la padece. Hablamos de trastorno cuando la ansiedad se presenta de manera excesiva ante situaciones que no ameritan tal respuesta, en función de la amenaza que presentan.
Lejos de pretender eliminar la respuesta ansiosa, dentro del proceso terapéutico buscamos que los pacientes puedan ir afrontando las situaciones temidas a pesar de sentir ansiedad, de manera progresiva, para lograr un efecto de habituación por el cual la respuesta de ansiedad sea cada vez menor.  Además, buscamos que se reestructuren ideas erróneas, catastróficas, respecto de las posibles consecuencias que la respuesta del organismo puede tener.

Entonces, psicoeducar de manera efectiva a nuestros pacientes para que puedan comprender que estamos lejos de pretender eliminar a la ansiedad, sino que buscamos ponerla en el lugar, momento e intensidad adecuados, es un objetivo primordial en las primeras sesiones de terapia cognitivo conductual. Y esta idea nos va a acompañar durante todo el tratamiento, recordándole al paciente, siempre que haga falta, que la ansiedad no va a desaparecer ya que es una característica normal, deseable y necesaria, común a todas las personas.

Lic. Diego Tzoymaher