Cuando
les preguntamos a nuestros pacientes cuáles son sus objetivos terapéuticos,
muchos nos dicen que no quieren tener más ansiedad, que les gustaría no sentir
más esas sensaciones. El deseo de poder afrontar cualquier desafío de la vida
sin experimentar ningún síntoma corporal o sin pensamientos negativos está
presente en muchas personas que padecen algún trastorno de ansiedad. En algunos
casos, ponen como condición necesaria que la ansiedad se reduzca a cero para
poder exponerse a cualquier situación.
Esto
es algo que debemos trabajar en los primeros momentos de la terapia y sobre lo
que hay que volver cuantas veces sea necesario. La ansiedad es una reacción
normal de todos los seres humanos. Es un mecanismo que nos permite estar
preparados para afrontar situaciones potencialmente peligrosas y nos pone a
tono con las actividades más demandantes. No sólo que no es algo negativo, sino
que además es una emoción necesaria para la supervivencia, nos protege.
Entonces, no podemos pensar a la ansiedad como algo a eliminar.
Nuestro
trabajo terapéutico se orienta a poder regular la ansiedad patológica, la que
deja de ser útil para empezar a estorbar, limitar o incluso paralizar a quien
la padece. Hablamos de trastorno cuando la ansiedad se presenta de manera
excesiva ante situaciones que no ameritan tal respuesta, en función de la
amenaza que presentan.
Lejos
de pretender eliminar la respuesta ansiosa, dentro del proceso terapéutico
buscamos que los pacientes puedan ir afrontando las situaciones temidas a pesar
de sentir ansiedad, de manera progresiva, para lograr un efecto de habituación
por el cual la respuesta de ansiedad sea cada vez menor. Además, buscamos que se reestructuren ideas
erróneas, catastróficas, respecto de las posibles consecuencias que la
respuesta del organismo puede tener.
Entonces,
psicoeducar de manera efectiva a nuestros pacientes para que puedan comprender
que estamos lejos de pretender eliminar a la ansiedad, sino que buscamos
ponerla en el lugar, momento e intensidad adecuados, es un objetivo primordial
en las primeras sesiones de terapia cognitivo conductual. Y esta idea nos va a
acompañar durante todo el tratamiento, recordándole al paciente, siempre que
haga falta, que la ansiedad no va a desaparecer ya que es una característica
normal, deseable y necesaria, común a todas las personas.
Lic.
Diego Tzoymaher