Se denomina gamer a toda persona que juegue
videojuegos. Dentro de estos hay diferentes clasificacione:
Casual: son aquellos
que no se preocupan por conseguir importantes objetivos en los videojuegos, no
le dedican mucho tiempo, tampoco son fanáticos de un videojuego en particular,
sino que juegan a muchos de ellos con poco interés en mejorar sus habilidades
para sobresalir.
Regular: se refiere
a una persona que juega de forma habitual, tiene ciertos conocimientos de los
videojuegos, pero a diferencia de los hardcore,
no buscan un gran desafío. Son competitivos pero no tienen gran interés por ser
los mejores.
Duro (hardcore): son los que pasan gran cantidad de
horas al día jugando. Buscan lograr objetivos constantemente y tener máximos
puntajes. Siempre buscan grandes retos, son altamente competitivos y disfrutan
demostrando sus habilidades. Algunos llegan a ganar dinero en competencias de videojuegos y
no es solo un entretenimiento sino un modo de vida.
Profesional: son
jugadores con habilidades sobresalientes, por lo cual son considerados expertos en las comunidades gamers. Muchos de ellos se inscriben en
torneos nacionales, llegando a jugar luego internacionalmente, ganando grandes
sumas de dinero y siendo admirados e imitados por otros miembros. Son famosos
entre los gamers.
Ahora bien, hay que diferenciar entre aquellos que lo hacen
profesionalmente, de los que se convierten de forma silente en adictos a los
videojuegos.
La adicción a los videojuegos es una adicción comportamental. Las mismas son
trastornos que se ubican entre las adicciones y el trastorno obsesivo
compulsivo, asociado a múltiples actividades humanas, que no están relacionadas con la ingesta de
sustancias químicas. Son capaces de generar tolerancia, abstinencia,
dependencia y pérdida del control al igual que una droga.
Son una adicción, ya que así como un verdadero adicto necesita las drogas,
las personas que padecen una adicción comportamental no pueden dejar de repetir
la conducta. Si no logran realizar dicha conducta, se observa un alto nivel de
ansiedad que sólo disminuye cuando se genera la conducta.
Muchos jugadores profesionales quieren dejar en claro que ellos no son
adictos. Entrenan como, por ejemplo, una persona que quiere ganar campeonatos
de ajedrez o competencias matemáticas. Se diferencian del adicto, en que se
toman descansos, no pierden sus amistades, si son adolescentes (como lo son la
mayoría) priorizan sus estudios, y si por alguna razón deben suspender un
videojuego, no les genera ansiedad, como sí le pasaría a un adicto.
Se reportaron casos muy graves de adolescentes, mayormente en Corea del
Sur, que terminaron en cuidados intensivos por no comer, beber ni dormir
durante gran cantidad de horas para no suspender un juego. Un adolescente, el
año pasado, se cortó su mano porque no podía manejar su adicción. A estos
extremos se está llegando. Y aunque en Argentina aún no se conocen casos tan
severos (no quiere decir que no los haya), la gran cantidad de horas que
adolescentes pasan jugando, dificultando tareas escolares, relaciones sociales,
laborales y familiares, nos hace encender una luz de alerta y comenzar a
preguntarnos qué podemos hacer para manejar estas situaciones que día a día nos
sorprenden y van en aumento.
Se han hecho estudios comparativos entre personas adictas a videojuegos y
personas que no lo eran. Se compararon los resultados y se observó que en los
adictos, las áreas cerebrales que se activaban eran similares a las áreas que
se activan en pacientes adictos a cocaína o al tabaco.
Podríamos enumerar algunas características que debemos tener en cuenta a la
hora de preguntarnos si alguien padece una adicción a los juegos en línea:
1.
Estas personas pasan mucho tiempo
preocupados por los videojuegos en internet (por ejemplo, pasan horas pensando
en estrategias y modos de mejorar en el juego cuando no están conectados)
2.
Presentan síntomas de abstinencia si
se los aparta del videojuego (irritabilidad, mal humor, tristeza, preocupación)
3.
Desarrollan lo que denominamos tolerancia
(es decir, cada vez se necesitan jugar más horas para satisfacer la adicción)
4.
Hacen infructuosos intentos de controlar
la participación en juegos online (por ejemplo, se proponen jugar una hora y
terminan jugando cinco)
5.
Pierden el interés por otros
pasatiempos o entretenimientos
6.
Juegan de forma excesiva a pesar de
tener conocimiento de los problemas psicosociales que se pueden generar
7.
Suelen ocultar a los miembros de su
familia, terapeutas u otras personas de su entorno, la cantidad de tiempo que utilizan
jugando online
8.
Utilizan este tipo de juegos como
método para evadirse o aliviar un estado afectivo negativo (ánimo deprimido o
angustia)
9.
Suelen perder amistades, trabajos,
oportunidades académicas debido a su participación en videojuegos online
En cuanto a la población mundial, se observa una gran cantidad de
adictos en países asiáticos y en
adolescentes varones de entre 12 y 20 años de edad.
Muchos de los gamers adictos
tienen algunas características en cuanto a personalidad. Suelen ser personas
introvertidas, de
baja autoestima, buscadores de sensaciones, tímidos, fóbicos sociales, con
déficits cognitivos y en algunos casos adictos a sustancias químicas. También
se pudo observar que algunos eran víctimas de bullying (abuso escolar) desde muy pequeños.
Se pueden
sugerir algunas estrategias de prevención:
- Padres y educadores deben ayudar a niños y adolescentes a desarrollar y mejorar la habilidad de la comunicación frente a frente, sin aparatos tecnológicos de por medio
- Limitar el uso de la computadora y pactar las horas de uso de videojuegos
- Fomentar las relaciones sociales y potenciar otras aficiones como la lectura y actividades culturales. Estimular el deporte y las actividades en equipo
- Desarrollar actividades grupales
- Estimular la comunicación y el diálogo en la propia familia
- Ubicación de las computadoras en lugares comunes de la casa
- A veces los adolescentes se rebelan contra sus padres, pero si escuchan la misma información de una figura de autoridad diferente, pueden ser más propensos a escuchar
En
resumen, el diálogo y confianza con
nuestros hijos es la pieza fundamental para comenzar a tratar este problema. El
uso de videojuegos de modo compulsivo puede ser el signo de problemas más
profundos, por lo cual debemos estar atentos y no preocuparnos sino ocuparnos
si se nos presentan las dificultades mencionadas en el artículo.
Dra. Carolina Quantin