lunes, 19 de noviembre de 2012

¿Puede ser que esté padeciendo un Trastorno de Ansiedad Generalizada?


Las personas que padecen Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) se preocupan excesivamente sobre una amplia gama de acontecimientos.
Por ejemplo:“Si suena el teléfono a las 12 de la noche, seguramente es porque le pasó algo a mis hijos…”  “Si hoy no voy a trabajar, mi jefe se enojará mucho y me despedirá…”  “Me duele mucho la cabeza, y cuando esto pasa tengo miedo de que sea un tumor…”.

Los síntomas físicos incluyen inquietud o impaciencia, cansancio excesivo, tensión muscular (contracturas), dificultades para concentrarse, irritabilidad y trastornos del sueño.
Los síntomas que motivan la consulta  generalmente son: presencia de dolor, cansancio, ánimo deprimido y alteraciones del sueño.

El TAG tiene una base biológica (factores genéticos e hipótesis químicas) y una base psicológica.

Según la Organización Mundial de la Salud, el 29 por ciento de la población tiene un “trastorno de ansiedad” o lo tendrá en algún momento de su vida. Dentro de este espectro (que abarca, entre otros, a los ataques de pánico, fobias y trastornos obsesivo-compulsivos), los llamados worriers (preocupados) representan un 6 por ciento de la población.
Generalmente se desarrolla lentamente y comienza en la adolescencia o juventud. Es más frecuente en mujeres.

Muchas de las personas que finalmente son diagnosticadas con TAG, previamente pasan por muchos médicos especialistas, realizándose infinidad de estudios diferentes con resultados negativos.

El núcleo del trastorno de ansiedad generalizada lo constituyen:
  • La preocupación excesiva: es un estado de preocupación intenso, persistente y difícil de controlar, que perturba el normal desenvolvimiento de quienes lo sufren y, como se comprenderá, el de aquellos que los rodean.
  • El pensamiento catastrófico.
  • La sobreestimación de la probabilidad de que ocurran eventos negativos.
  • Las creencias distorsionadas acerca de la preocupación.

Algunas preguntas pueden ayudar en la detección de la preocupación excesiva:
  • ¿Le resulta difícil poner fin a sus estados de preocupación o, si necesita enfocar su mente en otro tema, le es posible quitar satisfactoriamente la preocupación de sus pensamientos?
  • ¿Le sucede que mientras se encuentra intentando enfocar su atención en leer, ver tv o trabajar, estas preocupaciones irrumpen de golpe en su mente dificultando dichas actividades?
  • ¿Se preocupa por cosas que no revisten tanta importancia para los demás?
  • Cuando las cosas van bien, ¿encuentra usted, sin embargo, motivos para preocuparse y ponerse ansioso?

Si respondió afirmativamente a la mayoría de las preguntas, es importante que usted conozca que existe este trastorno y que quizá lo esté padeciendo.

Hoy existen tratamientos específicos para los pacientes con TAG, el que ha demostrado mayor eficacia es la Terapia Cognitivo-Conductual combinada con Medicación, también pueden ser beneficiosos los ejercicios de relajación y respiración, y la Psicoeducación, aunque no reemplazan a un tratamiento integrado.
Los fármacos apuntan a la corrección de alteraciones neuroquímicas que puedan existir en los circuitos responsables del control de la ansiedad a nivel cerebral, y a reducir el impacto físico de los síntomas. Los tratamientos generalmente son breves y focalizados a la problemática actual.
El objetivo es la recuperación del paciente, que retome sus actividades habituales, muchas de las cuales se veían limitadas por padecer TAG.

Dra. Carolina Quantin

jueves, 11 de octubre de 2012

Eyaculación Precoz y Ansiedad


¿Que es la eyaculación precoz?

La Eyaculación Precoz (EP) es una disfunción sexual que se caracteriza por la dificultad que tiene un varón  para darse cuenta de sus sensaciones eróticas previas al momento eyaculatorio. Se define por la ausencia de control voluntario de esta. En otras palabras se podría decir que el eyaculador precoz no ha adquirido o ha perdido la capacidad de decidir, dentro de los límites razonables, el control del momento eyaculatorio. El criterio más importante para considerar al momento del diagnóstico es que se produzca antes de que ambos miembros de la pareja lo deseen y que este factor genere problemas entre ambos.

La EP es la disfunción mas frecuente en los hombres, la mayoría sufrirá este trastorno en algún momento de su vida, sin que deba considerarse preocupante. Se convierte en un verdadero problema cuando ocurre en la mayoría de los encuentros sexuales.

¿A que edad suele aparecer?

Puede  aparecer a cualquier edad pero es  común en los hombres jóvenes y esta relacionado  muchas veces con la novedad sexual (una pareja nueva o una situación distinta)
Se calcula que el 50% de la población masculina la padece  entre los 30 y los 50 años y se va retrasando con la edad.

¿La EP es orgánica o psicológica?

Raras veces obedece  a causas orgánicas, generalmente puede presentarse como una reacción psicológica a una disfunción erectiva orgánica.
Se clasifica en:
  • primaria: cuando ocurre desde el inicio de la actividad sexual
  • secundaria: cuando hay periodos previos a la consulta en que la EP ha ocurrido.


¿Como interviene la ansiedad en la EP?

La ansiedad normal tiene una función importante relacionada con la supervivencia, activa mecanismos de lucha/huida que ponen en marcha respuestas asertivas y adaptativas.
En las sociedades modernas esta característica innata del hombre se ha desarrollado en muchos casos de manera poco exitosa adquiriendo formas patológicas, conformando cuadros sintomáticos que constituyen los denominados trastornos de ansiedad.
La ansiedad es una respuesta emocional que engloba aspectos subjetivos y cognitivos de carácter displacentero, aspectos corporales o fisiológicos, caracterizados por un alto grado de activación del sistema periférico, aspectos motores que suelen implicar comportamientos poco ajustados y escasamente adaptativos.
La diferencia entre ansiedad normal y patológica es que la primera se presenta en episodios poco frecuentes, con intensidad leve o media y de duración limitada, ante estímulos previsibles. En cambio, la ansiedad patológica se caracteriza por sucederse en episodios reiterativos, de intensidad alta y duración excesiva, con alta y desproporcionada reactancia a la amenaza provocando notable interferencia en la vida del paciente.
Uno de los componentes básicos de las personas que padecen EP es  su exceso de manifestaciones ansiosas.
Síntomas como: taquicardia, tensión muscular, transpiración, respiración acelerada etc,  pertenecen al campo de la excitación  sexual como al terreno de las expresiones físicas de la ansiedad, por esto es necesario que el eyaculador precoz sepa diferenciar cuando los síntomas responden a una u otra cosa ya que  una de las grandes dificultades que tienen es  lograr identificar las señales de excitación sexual, pues los juegos previos pasan a ser una exigencia de rendimiento y las cogniciones anticipatorias de fracaso, promoviendo así conductas evitativas  al momento del encuentro sexual. En este estado ansioso es que estas personas han aprendido a desarrollar frente a la ejecución del acto sexual y por reflejo condicionado  una secreción importante de adrenalina y noradrenalina que llega al sistema nervioso central y periférico.

En el  cerebro se confunden entonces las señales de ansiedad y excitación sexual porque el proceso eyaculatorio utiliza los mismos neurotransmisores, por este motivo la eyaculación se produce sin ningún control.
Podríamos concluir diciendo que las causas reales de la EP son básicamente dos: ansiedad y mal aprendizaje, ambas interactúan y se refuerzan.

Tratamiento

El tratamiento esta sustentado, por la combinación de intervenciones médico-farmacológicas y psicológicas (terapia sexual).
Es importante que el abordaje sea realizado por profesionales especializados capaces de  focalizar el problema y plantear la resolución del mismo en tiempos breves.

Básicamente esta enfocado a varias acciones:
 a) identificar y bajar la ansiedad que se presenta en el momento erótico
 b) aumentar la conciencia corporal y sensual del sujeto
 c) mejorar la calidad de la experiencia erótica/corporal.

Esto se logra a través de la verbalización de miedos y angustias, además de realizar una serie de ejercicios  (en su domicilio) en los cuales el individuo va reconociendo los avisos que su cuerpo manda  indicando que tan excitado se encuentra y que tan cerca, viene la eyaculación (tarea de re-aprendizaje).
Estas tareas se diseñan “a medida” de cada paciente y a su posibilidad de cumplirlas definiendo un plan de entrevistas y consultas semanales o con la frecuencia que se establezca con el profesional.
Lic. Patricia Rodriguez

domingo, 16 de septiembre de 2012

Miedo al parto, partos más largos

Un estudio reciente publicado en BJOG: An International Journal of Obstetrics and Gynecology  sugiere que aquellas mujeres que tienen miedo al parto tienden a tener un trabajo de parto más largo, en comparación con aquellas mujeres que no lo tienen.

El estudio, llevado a cabo en Noruega, estudió a 2206 mujeres que cuyo parto sería por vía vaginal. Encontraron que en el grupo de mujeres con miedo al parto, la duración del trabajo de parto era de 8 horas promedio versus un promedio de seis horas y 28 minutos en mujeres sin miedo.

El miedo al parto afecta entre el 5 y el 20% de las mujeres embarazadas, en especial si:
  • La embarazada es muy joven.
  • Es madre primeriza.
  • Hay un historial de psicopatología previa al embarazo (por ejemplo, un trastorno de ansiedad)
  • No tiene una red social que la contenga eficazmente.
  • Hay antecedentes de violencia obstétrica

Por otro lado, una mayor duración en el trabajo de parto, incrementa las chances de tener que recurrir a una cesárea.

Es posible, explica la Dra. Adams, que “el alto nivel de hormonas relacionadas al estrés debilite las contracciones uterinas durante el trabajo de parto, pudiendo ser ésta una de las causas por la cual el trabajo de parto se extiende durante más tiempo”. El miedo genera una respuesta de estrés en el cuerpo, que libera menor cantidad de oxitocina, lo que debilita las contracciones y prolonga el trabajo de parto.

Aprender a manejar el estrés, la ansiedad y las preocupaciones excesivas durante el embarazo, no solamente puede llevar a un trabajo de parto más corto, sino también a un embarazo más saludable, a una menor tasa de abortos espontáneos, a una mejor lactancia, y a tener un bebé libre de los efectos nocivos del estrés.

Lic. María Cecilia Veiga

Fuente:
SItio Web de ProMamás
Adams S, Eberhard-Gran M, Eskild A. Fear of childbirth and duration of labour: a study of 2206 women with intended vaginal delivery. BJOG 2012.

martes, 28 de agosto de 2012

Adicciones Comportamentales: Adicción al Trabajo, Compras Compulsivas y Otras

Se llaman adicciones comportamentales a una serie de trastornos que se ubican entre las adicciones y el trastorno obsesivo compulsivo, vinculados a actividades humanas diversas, a menudo placenteras, no relacionadas con la ingestión de sustancias químicas.

En este tipo de problemática los individuos se ven compelidos a efectuar determinados tipos de actos, tales como jugar por dinero, hacer compras, permanecer frente a la computadora u otros dispositivos (tablets, teléfonos celulares) online todo el tiempo, y algunas otras, como mencionaremos más adelante.

Se parecen a una adicción en el sentido que, así como un verdadero adicto necesita las drogas, las personas que padecen una adicción comportamental no pueden dejar de repetir la conducta (jugar, comprar, chequear los mails, entrar a las redes sociales, etc) una y otra vez. Si no lo hacen presentan niveles de ansiedad muy intensos que sólo se calman cuando se genera la conducta.


A continuación describiremos las principales adicciones comportamentales:

Juego Patológico (Ludopatía)

Se pueden distinguir 2 tipos de conductas de juego:
  • El juego como entretenimiento o pasatiempo (aquí no hay intervención del dinero).
  • El juego como procedimiento donde se arriesga algún bien, se consigue o se pierde dinero u otro tipo de ganancias.


Es este segundo tipo de juego el que ha facilitado la aparición de conductas problemáticas conocidas como adicción al juego, juego patológico o ludopatía.

El juego patológico es una enfermedad adictiva en la que el sujeto es empujado por un incontrolable impulso de jugar. El impulso persiste y progresa en intensidad y urgencia consumiendo cada vez más tiempo, energía y recursos emocionales y materiales del individuo.
Cabe destacar 3 características típicas de esta conducta problemática:
  • La persona se ve obligada a jugar dominada por una urgencia psicológicamente incontrolable.
  • Es un trastorno persistente y progresivo de la conducta. Genera dependencia emocional.
  • Afecta severamente la calidad de vida del que lo padece.


Es importante tener en cuenta la diferencia entre los distintos tipos de jugadores, con la finalidad de poder hacer una detección precoz de la problemática:
  • Jugador social: es quien juega de manera ocasional o regular, por entretenimiento o satisfacción. Tiene control total sobre la conducta de juego y puede abandonarla cuando desea.
  • Jugador problema: realiza una conducta de juego frecuente o diaria con un gasto habitual de dinero (en ocasiones excesivo). Tiene menos control  de la conducta y es, por esto, una persona con riesgo potencial a convertirse en jugador patológico.
  • Jugador patológico: presenta una dependencia emocional del juego, perdida total del control de dicha conducta e interferencia con el desarrollo normal de su vida cotidiana.



Compradores Compulsivos

Es otra de las adicciones comportamentales más frecuentes. La caracteriza el deseo irresistible por comprar algo sin que exista una necesidad real de tal objeto.  Suele estar asociada con trastornos depresivos y baja autoestima.
Se presenta en el 2 a 8% de la población, y en un 80% en mujeres.  Muchos autores consideran que esta diferencia no es real y que obedece al mayor reconocimiento de las mujeres acerca de su problema.

Los afectados a menudo están preocupados por las compras y gastos y suelen dedicar mucho tiempo a estos comportamientos. Describen un creciente nivel de urgencia o ansiedad que desemboca en un sentimiento de plenitud cuando se hace una compra.
Concretar una compra les genera una satisfacción inmediata. Puede ocurrir que, por vergüenza, los objetos comprados sean destruidos o escondidos. Este sentimiento de culpa sólo se alivia con una nueva compra. El comprador compulsivo se ve, así, atrapado en una especie de círculo vicioso. Las emociones negativas como la ira y la tensión conducen a comprar. La compra conduce a sensaciones de angustia y ánimo deprimido a corto plazo, sensaciones que sólo se superan a través de una nueva compra.

Adicción al uso de Internet

Existen diversos tipos de adicciones comportamentales relacionadas directamente con la necesidad obsesiva de estar conectados a internet. La adicción a las pantallas incluye también los videojuegos, el teléfono móvil e internet en sus diversas modalidades (juegos en línea, cibersexo y redes sociales).

Es una adicción real, frecuente, preocupante y globalizada. Sobre todo en jóvenes varones con los problemas típicos de la adolescencia, personalidades introvertidas, u otros trastornos como el trastorno atencional, depresión, etc. Según diversos estudios, afectaría a un 8 a 10% de los usuarios habituales de internet. 
El abuso afecta la salud física (posturas, visión) y psíquica (obsesividad, ansiedad, abstinencia). Se da la curiosa circunstancia de que existen muchas páginas web para su detección, prevención y tratamiento. Sin embargo, en la asistencia sanitaria común es difícil detectarlo, ya que las personas afectadas no suelen aceptar su problema, y menos aun sentirse enfermas y los familiares que se percatan no saben qué hacer.
Estar permanentemente expuesto a un exceso de conexión provoca fatiga (que disminuye la capacidad de resolver problemas), ansiedad y pérdida de memoria y de atención.
Estas conductas no sólo afectan las relaciones personales sino que, además, perjudican el rendimiento general, con severa dificultad en la concentración en las tareas concretas y reales. Las actividades cotidianas se ven afectadas o interrumpidas por las alertas de mensajes de textos, mails o avisos de redes sociales. Hay compulsión por leer correos y angustia o ansiedad frente a la posibilidad de perder un mensaje “importante”. Se crea el hábito de hacer varias cosas al mismo tiempo y disminuye la capacidad de disfrute, la productividad y la eficiencia.

Adicción al Trabajo (Workaholic)

La adicción al trabajo se define como la implicación excesiva y progresiva de la persona en su actividad laboral, sin control ni límite, y abandono de actividades que antes realizaba. Este exceso de implicación no se explica por necesidades laborales objetivas, sino por necesidad psicológica de la persona afectada. Comprende a aquellos trabajadores que, de forma gradual, pierden estabilidad emocional y se convierten en adictos al control y al poder, en un intento por lograr el éxito.

Es una de las adicciones comportamentales más aceptadas y justificadas socialmente y el laboradicto tiende a negar su problema. Generalmente son personas perfeccionistas.
No hay una definición médica para tal condición, emparentada con el síndrome de burnout (síndrome del quemado). Sin embargo, algunas formas de estrés y el trastorno de personalidad obsesivo-compulsiva pueden estar relacionados con el exceso de trabajo. Aunque el término workaholic tiene una connotación negativa, se usa a veces para personas que expresan fuerte motivación hacia una carrera u oficio.
El “trabajo” en cuestión, usualmente asociado a un empleo pagado, puede también hacer referencia a actividades tales como deportes, música o artes.

Aunque se observa en ambos géneros, afecta en su mayor parte a profesionales varones entre 35 y 50 años, profesionales liberales y mandos intermedios, en los cuales la adicción al trabajo suele disimular problemas afectivos en la familia o en la pareja.
En estas personas el trabajo constituye el centro de su vida y su refugio, quedando todo lo demás, incluida la familia, el ocio y la vida social, en un segundo plano. Resulta habitual que lleven trabajo a casa para acabarlo por la noche o los fines de semana y pueden mostrar algo parecido a un síndrome de abstinencia durante las vacaciones. Son personas insatisfechas o irritables cuando están fuera del trabajo.
Las consecuencias más graves de son: relaciones familiares deterioradas, tendencia al aislamiento, malhumor, desinterés por las relaciones interpersonales no productivas y problemas de salud. Además, puede observarse consumo abusivo del alcohol y tabaco, tiempo libre muy reducido y alteraciones del sueño.
El adicto al trabajo suele negar el problema, evidenciando una distorsión en la apreciación de la realidad apoyada a menudo por el consenso social, ya que el trabajo intenso en general está bien visto, escapando a los observadores su carácter patológico.
Resulta obvio que no toda dedicación intensa al trabajo es adicción. Puede haber personas que trabajan mucho pero que saben desconectarse en su tiempo libre.

¿Como podemos tratar las Adicciones Comportamentales?

Existen diferentes técnicas con las cuáles podemos intervenir en los casos de juego patológico. Mencionaremos brevemente las más eficaces:

  • Exposición con prevención de la respuesta y control de estímulos: consiste en exponer a los sujetos a situaciones que generaron adicción, pero sin permitirles jugar, o comprar o conectarse a internet, por ejemplo, y facilitando que realicen conductas alternativas.
  • Terapia Cognitiva: la persona con una adicción comportamental presenta sesgos o distorsiones cognitivas con respecto al juego, a las compras a ala tecnología etc. Este abordaje consiste en lograr que el paciente identifique estos errores y genere alternativas de pensamiento más racionales.


Se pueden utilizar algunos psicofármacos con buenos resultados, siempre como complemento de la psicoterapia, nunca de manera aislada. Está por demás decir que la medicación debe estar indicada y controlada por el médico psiquiatra.
Dr. Enzo Cascardo

Para más información sobre adicciones comportamentales, haga click aquí.

jueves, 9 de agosto de 2012

¿Todos podemos ser ansiosos?

Es ansiosa aquella persona que puede y no que quiere. Con esto me refiero a que si bien hay situaciones que son disparadoras de ansiedad, a las cuales llamamos factores desencadenantes,  también hay factores predisponentes, entre los cuáles incluimos a los factores hereditarios, pero no sólo en lo que respecta a lo genético, sino también en lo que se refiere a los llamados patrones culturales, es decir, a nuestra crianza, a nuestros modelos de aprendizaje, y a nuestro actual contexto.

Cuando una persona reacciona con ansiedad, sus síntomas cognitivos o de pensamiento, son preocupación, inseguridad, miedo o temor, pensamientos negativos, sensación de peligro o amenaza; y dificultad de concentración. Veamos con más claridad el siguiente ejemplo: un estudiante está se está preparando para rendir una materia, en algunos casos, pueden sobrevenirle pensamientos negativos como, por ejemplo,  “nunca me voy a recibir”, me van a bochar” “soy incapaz”, “no sirvo”, “todos son mejores que yo”, esto hace que no pueda concentrarse, que se altere y que se anticipe con estas ideas, entonces tanto a nivel cognitivo, corporal y conductual reacciona de la misma manera que lo haría si estuviese rindiendo y lo reprobaran. A nivel motor, lo observaríamos con movimientos torpes y desorganizados, evitaría ir a rendir; tartamudearía, estaría hiperactivo, o se paralizaría, y se agregarían síntomas como palpitaciones, alteraciones de la tensión arterial, accesos de calor; respiración rápida; opresión torácica; hormigueo, sequedad de boca, etc.

Teniendo en cuenta lo que vengo mencionando, podemos ver que la ansiedad, de manera aislada, no podemos medirla, sino que lo hacemos en relación al rendimiento. La ansiedad afecta directamente el rendimiento de nuestras acciones de manera positiva o negativa.

Para manejarnos en la vida cotidiana necesitamos de un cierto grado de ansiedad, ya que esto es deseable e imprescindible. Esta ansiedad sostiene nuestra motivación.
Cuando ésta ansiedad está entre nosotros, estamos motivados.


La ansiedad tiene una participación importante en nuestras conductas de adaptación frente al estrés que podamos sufrir. Un aceptable nivel de ansiedad mejora la calidad de nuestras actividades y nuestro rendimiento personal. Necesitamos de ese nivel o cantidad de ansiedad para nuestro mejor desempeño, pero cuando superamos un cierto nivel máximo, la ansiedad deja de ser una aliada para convertirse en una enemiga de nuestra calidad de vida. Aquí es donde experimentamos una sensación intolerable de malestar y nuestro rendimiento en general se deteriora y en muchos casos (donde existan factores predisponentes y desencadenantes) puede presentarse algún trastorno de ansiedad.



Dra. Carolina Quantin

lunes, 9 de julio de 2012

El Entrenamiento en Relajación Muscular y Respiración Abdominal: su importancia en los trastornos de ansiedad

Las técnicas de respiración / relajación constituyen un conjunto de procedimientos de intervención clínica sumamente útiles a la hora de abordar los Trastornos de Ansiedad.

La respuesta de ansiedad se caracteriza por una activación del sistema nervioso simpático, cuya función es preparar al organismo para la lucha o la huida, produciendo síntomas fisiológicos típicos como: taquicardia, sudoración, mareos, respiración agitada, y tensión muscular.

Por el contrario, cuando estamos tranquilos y relajados, el nivel de activación fisiológica es mínimo, ya que se activa el sistema nervioso parasimpático cuya función es conservar la energía del organismo.

La relajación se considera entonces, como una respuesta OPUESTA a la respuesta de ansiedad y estrés, que puede ser aprendida y convertirse en un importante recurso personal para contrarrestar los efectos negativos del estrés.

La relajación se manifiesta en 3 niveles:

Fisiológico: representado por la disminución en la activación somática, baja en la tasa cardiaca, respiratoria, etc.
Subjetivo: se refiere a la experiencia interna conciente del propio estado emocional o afectivo, como una experiencia de calma subjetiva.
Conductual: incluye todas las expresiones de la conducta opuestas a las respuestas de ansiedad.

Por medio de las técnicas de respiración / relajación aprendemos una nueva respuesta, opuesta a la de activación psicofisiológica, y podemos identificar entre otras cosas, cuáles son los músculos del cuerpo que tenemos en tensión y relajarlos, si estamos respirando de manera acelerada y generar una respiración abdominal y mas profunda.
La práctica diaria de los ejercicios de respiración y de relajación genera dicho aprendizaje, y es así como una vez que tenemos entrenamiento suficiente podemos utilizar la técnica en cualquier situación que nos provoque ansiedad.

El objetivo fundamental de estas técnicas es generar en el paciente la habilidad para hacer frente a situaciones cotidianas que le producen estrés y ansiedad.
Es importante reconocer que la ansiedad tiene un “ciclo de vida” y que luego de alcanzar un punto máximo, comienza a disminuir lentamente.

Asimismo, es importante aprender a diferenciar entre la ansiedad adaptativa como respuesta esperable en ciertas situaciones y la ansiedad patológica. Gran parte del estrés y la ansiedad cotidianos son innecesarios, siendo el entrenamiento en relajación/ respiración una de las técnicas mas eficaces para reducirlos.

La utilización de técnicas de manejo de ansiedad se basa en el supuesto de que se producirá una respuesta conductual mas adaptativa ante las situaciones ansiógenas, si se aprenden nuevas habilidades y destrezas que permiten controlar la ansiedad que ellas producen.

Lic. Florencia Puccio

jueves, 28 de junio de 2012

Trastorno de Pánico: ¿un origen biológico o psicológico?

Existen diversas teorías sobre el origen del Trastorno de Pánico. Una de las teorías más integrativas, considera que cada aspecto del comportamiento humano tiene una base biológica y que no puede haber una psicología sin cerebro: las neuronas cerebrales controlan circuitos complejos, los que se encargan a su vez, de vigilar dichas funciones. Por consiguiente, ninguna teoría que considere un trastorno psiquiátrico sería completa sin hacer referencia a la química, a la anatomía y al funcionamiento del cerebro. Asimismo, resulta inconcebible negar que el Trastorno de Pánico genere cambios considerables en los patrones del comportamiento y la conducta. Teorías que no integren ambos aspectos pueden considerarse incompletas, y por consiguiente, al asumir una postura amplia o integradora, pierde validez el debate acerca de si el Trastorno de Pánico es un trastorno biológico o psicológico.

Actualmente, un paciente con Trastorno de Pánico puede estar seguro de que recibe un tratamiento de primera elección,  y de probada eficacia, si es tratado con los fármacos adecuados, en conjunción con una Terapia Cognitiva–Comportamental.

En un intento de integrar las teorías biológicas con las comportamentales, se han diferenciado tres componentes del Trastorno de Pánico:
  • la crisis de pánico
  • la ansiedad anticipatoria (miedo al miedo)
  • la agorafobia


Respuesta de alarma, estrés y pánico

Todos los organismos, especialmente los mamíferos, incluídos los seres humanos, reaccionan rápidamente para sobrevivir cuando se sienten amenazados. Se produce una reacción compleja que moviliza todas las reservas y capacidades del organismo, llamada respuesta al estrés agudo, respuesta de alarma o respuesta de  lucha-huída. En el hombre primitivo, esta capacidad de defensa estaba al servicio de la lucha frente a las adversidades naturales, o frente al ataque de los animales, y aún hoy, sigue siendo importante como sistema de protección. Si alguien se encuentra en medio de un incendio o de un asalto, intentará rápidamente movilizar una gran cantidad de energía física para salvar su vida, evaluando la situación y determinando como escapar. Cuando perciba efectivamente la amenaza, más allá de su conciencia, se activarán automáticamente una serie de regiones cerebrales. Estas son responsables de la regulación de las distintas funciones básicas, como la respiración, la circulación, la digestión, la actividad sexual y la metabólica, etc.
En cuanto se percibe una situación estresante o traumática, el cuerpo se moviliza para la acción. Una cadena de eventos en el cuerpo ocurre una vez disparada la respuesta de alarma y diversas glándulas son activadas. Una vez que la adrenalina es segregada y volcada al torrente sanguíneo por las glándulas suprarrenales, el corazón, los pulmones y los músculos se preparan para la emergencia. La adrenalina despierta al cuerpo y lo pone en alerta, preparándolo para la lucha o la huída, el corazón se acelera y late con más fuerza, el azúcar en sangre aumenta, las pupilas se agrandan, las glándulas sudoríparas transpiran, la respiración se acelera, la boca se seca, los músculos se tensan y suelen producirse temblores, la sangre disminuye en el aparato digestivo y aumenta en los miembros y en la cabeza y pueden sentirse mareos. El ritmo respiratorio es más frecuente (hiperventilación) y a pesar de ello, puede haber una sensación de falta de aire. El corazón envía sangre a las porciones del cuerpo necesarias para la acción, como los músculos del tronco y de las extremidades.

Entonces, es comprensible que toda esta reacción de alarma se active o se produzca ante un suceso traumático o amenazante.
Sin embargo, cuando ocurre sin motivo, sin aviso, el cerebro y el resto del cuerpo entran en pánico y se confunden. La citada reacción se produce porque en algunas personas susceptibles, el sistema de alarma del cerebro es  hiperreactivo. La reacción extrema, llamada crisis de pánico, puede dar lugar a síntomas físicos y psicológicos muy violentos en los individuos que están genéticamente predispuestos a padecer estas falsas alarmas. Si bien en la persona que sufre por primera vez un ataque de pánico suele haber antecedentes de algún estrés más o menos inmediato, este es solo uno de los desencadenantes, pero no es la única causa de esta enfermedad.
Dra. Carolina Quantin

miércoles, 11 de abril de 2012

TERAPIA GRUPAL

En Mayo. estaremos iniciando el Taller de Habilidades Sociales (martes, 8) y el Grupo Abierto para Ansiedad, Pánico y Fobias (jueves, 10).

Los invitamos a participar de ambos grupos, para informarse comuníquese con nosotros, por teléfono o vía email.

Para más información sobre los grupos, haga click aquí

martes, 13 de marzo de 2012

Los nueve puntos


El siguiente problema es usado por el psicólogo austríaco Paul Watzlawick para ejemplificar un proceso de cambio:

Intente conectar los nueve puntos que aparecen a continuación por medio de cuatro líneas rectas sin levantar el lápiz.
Si no logra hacerlo seguramente se debe a que usted esta viendo a los nueve puntos como un cuadrado. Esa característica geométrica no esta en ningún lado, ni en los puntos ni en el enunciado del problema. El cuadrado esta sólo en su forma de interpretar el dibujo. Sólo si logramos dejar de lado esa forma que le imponemos a la imagen es que podremos resolver el problema. Cuando dejamos de ver el cuadrado y aceptamos que son sólo puntos llegamos a la solución (al final del artículo)

La Terapia Cognitivo Conductual o TCC apunta a modificar la forma de interpretar una situación que se configura como problema y que genera malestar. En los trastornos de ansiedad, las interpretaciones erróneas o distorsionadas de algunos aspectos de la realidad circundante o de los indicadores fisiológicos son factores que contribuyen al mantenimiento del problema.

De esta manera, para una persona que padece Fobia Social, una fiesta puede ser la situación mas embarazosa que pueda tener, una cucaracha puede ser casi un monstruo para alguien con una Fobia Simple a esos insectos, el pequeño retraso de un hijo es la certeza de un accidente para quien sufre de Trastorno de Ansiedad Generalizada y, para quien que lidia con el Trastorno de Pánico, un mareo o una taquicardia son el indicio de un inminente desmayo o de un ataque cardíaco.

En todos esos casos la distorsión en la forma de interpretar o pensar un evento, un estímulo o un síntoma, genera reacciones emocionales negativas y conductas perjudiciales en consecuencia.

Las investigaciones en terapia cognitiva identificaron algunos tipos de distorsiones de pensamiento o distorsiones cognitivas que son habituales en las personas que sufren trastornos de ansiedad:
  1. Pensamiento todo-o-nada - Interpretar los eventos y personas en términos absolutos, evidenciado en el uso de términos como "siempre", "nunca", "todos", cuando su uso no está justificado por los acontecimientos.
  2. Sobregeneralización - Tomar casos aislados y generalizar su validez para todo.
  3. Filtro mental - Enfocarse exclusivamente en ciertos aspectos, usualmente negativos y perturbadores, de un evento o persona con exclusión de otras características.
  4. Descalificación de lo positivo - Continuamente descartar experiencias positivas por razones arbitrarias.
  5. Saltar a conclusiones - Asumir algo cuando no hay apoyo empírico para ello. Dos subtipos han sido identificados:
    • Lectura de pensamiento - Presuponer las intenciones de otros.
    • Adivinación - Predecir o "profetizar" el resultado de eventos antes de que sucedan.
  1. Magnificación y Minimización - Subestimar o sobreestimar las cualidades de eventos o personas. Un subtipo identificado es la catastrofización.
    • Catastrofización - Imaginarse y rumiar acerca del peor resultado posible de un evento, sin importar lo improbable de su ocurrencia.
  1. Razonamiento emocional - Formular argumentos basados en cómo se "siente" en lugar de la realidad objetiva.
  2. Debeísmo - Concentrarse en lo que uno piensa que "debería" ser en lugar ver las cosas como son, y tener reglas rígidas que se piensa que “deberían” aplicarse sin importar el contexto situacional
  3. Etiquetado - Relacionada con la sobregeneralización, consiste en asignar un nombre a algo en vez de describir la conducta observada objetivamente. La etiqueta asignada por lo común es en términos absolutos, inalterables o bien con fuertes connotaciones prejuiciosas.
  4. Personalización - Consiste en asumir que uno mismo u otros son responsables directos de algo ocurrido, cuando muy posiblemente no haya sido el caso en realidad. Cuando se aplica a uno mismo puede producir ansiedad y culpa, y aplicado a otros produce enojo exacerbado y ansiedad de persecución.

En la TCC el terapeuta y el paciente intentan juntos identificar en qué medida las interpretaciones que generan ansiedad presentan una o varias de estas distorsiones, para poder modificarlas por otras más ajustadas a los datos objetivos del entorno y del propio cuerpo. Este trabajo se llama “reestructuración cognitiva” y es una de las partes fundamentales de la terapia.

El objetivo, en última instancia, es poder “ver” de otra manera algo que se presentaba como peligroso y sin solución. En otras palabras, salirse del cuadrado imaginado y así poder unir los nueve puntos.
Lic. Diego Tzoymaher

jueves, 19 de enero de 2012

¿Ansiedad normal o patológica?

Los problemas de ansiedad son muy comunes. Cerca de una persona cada diez consulta a un médico en algún momento de su vida porque se siente tenso, preocupado o ansioso. Muchos otros padecen otros problemas que también pueden ser consecuencia de la ansiedad.

La ansiedad afecta tanto a la mente como al cuerpo. Se relaciona con emociones y estados mentales, tales como el miedo, la aprensión, sentirse “al borde del abismo”, alterado, con pánico, nervioso, o preocupado. También se relaciona con sensaciones corporales o síntomas, tales como tensión muscular, sudoración, temblores, “mariposas en el estómago”, respiración agitada, sensación de náuseas o mareo, diarrea, dolor de cabeza, dolor de espalda, taquicardia, etc.

La ansiedad es una reacción normal y saludable. Nos sucede a todos en momentos de peligro, o en situaciones preocupantes. Cuando uno está ansioso, se produce una activación del sistema nervioso que produce los síntomas antes mencionados. Esta activación puede ser una ventaja. Significa que uno está preparado para la acción y capacitado para responder de manera rápida, si así lo necesita. Cantidades moderadas de ansiedad mejoran su performance en momentos difíciles. Un jugador de fútbol que no se sintiera nervioso en un partido o un estudiante que no sintiera cierta urgencia antes de un examen, no podrían rendir óptimamente.

La ansiedad se transforma en un problema cuando aparece en momentos donde no hay un peligro real o cuando persiste aún después de la culminación de un período de estrés. Si la ansiedad aparece cuando no debe aparecer, es desagradable, por los síntomas que genera. Aquí es donde la ansiedad comienza a interferir con la vida diaria de las personas y se vuelve necesario aprender a controlarla.

Los síntomas físicos de la ansiedad son atemorizantes. Hacen que uno piense que algo anda mal con nuestro cuerpo o que uno está expuesto a un peligro real. Preocuparse acerca de la posibilidad de estar enfermo o de que algo terrible pueda suceder causa más ansiedad. Esto origina aún más síntomas físicos.

Se crea un círculo vicioso que empeora la ansiedad. 

Uno también puede notar que comienza a esperar sentir ansiedad. A esto lo llamamos ansiedad anticipatoria. Preocuparse por sentir ansiedad puede generar que la ansiedad aparezca. Este es el segundo círculo vicioso.

Tenemos que recordar que la ansiedad es una reacción normal. Uno no puede eliminarla completamente de su vida, pero sí se puede aprender a manejarla y controlarla. 

¿Por qué comienzan los síntomas de ansiedad? 

Usualmente hay una combinación de causas. Algunas de las más importantes son:
  • El grado de estrés
La ansiedad puede comenzar en alguna etapa donde la persona esté atravesando momentos de mucho estrés. Uno puede tener un único gran problema, o puede tener varios problemas menores que suman hasta generar un alto grado de estrés.
  • El tipo de personalidad que uno tenga
Algunas personas parecen tener una habilidad natural para manejar satisfactoriamente situaciones de estrés. Otras pueden tolerarlas menos, y son más propensas a reaccionar con ansiedad.

La baja tolerancia al estrés no significa que uno no puede ser ayudado. Por el contrario, aquellos con una baja tolerancia al estrés suelen mejorar luego de aprender a manejar mejor las circunstancias estresantes. La psicoterapia Cognitivo Conductual cuenta con programas específicos para el manejo del estrés.

Una de las consecuencias más importantes de la ansiedad patológica es la evitación. Las personas comienzan a evitar cosas que relacionan con la ansiedad.

Es normal evitar situaciones peligrosas, pero la ansiedad es un problema cuando uno tiende a evitar cosas que no constituyen un peligro real. Las cosas que usualmente se evitan cuando se padece ansiedad son lugares donde hay mucha gente, negocios o el encontrarse con determinadas personas, etc. Estas situaciones representan  una parte importante de nuestra actividad cotidiana, por lo que la conducta de evitación puede causar un gran deterioro en la calidad de vida de la persona.

Algunos tipos de evitación son menos obvios que otros. Algunas personas posponen hacer cosas que deberían hacer. Otros, se paralizan pensando en sus dificultades y problemas y “no hacen nada”.

Desafortunadamente, aunque evitar algo puede causar alivio, no siempre es la solución, porque:

  • El alivio es sólo temporario. Luego uno comienza a preocuparse acerca de cómo se las va a arreglar para poder seguir evitando.
  • Cada vez que usted evita algo, dificulta el poder enfrentarlo la próxima vez.
  • Gradualmente, usted incrementa la necesidad de evitar más y más cosas
Todos los especialistas coincidimos en la importancia de la consulta temprana. Cuando más tiempo pasa, más se generalizan las conductas de evitación y de reaseguro, y más difícil resulta eliminarlas y restablecer un patrón de conducta normal.
Lic. Cecilia Veiga