Desde hace mucho tiempo a María le gusta Juan, sin
embargo cuando logra aproximarse, todo intento de iniciar un diálogo queda
arrasado ante el bloqueo mental y, en consecuencia, un fuerte sentimiento de
frustración se apodera de ella. Se repiten, una y otra vez, frases como “se va
a dar cuenta que estoy nerviosa”, “percibirá que soy una tonta”, “no le voy a
gustar”.
Gustavo decidió realizar una consulta médica,
cansado de que el temor a hablar en público impacte negativamente en su calidad
de vida. Progresivamente fue incrementando el número de actividades que
necesitaba evitar para aliviar su ansiedad, convenciéndose con frases como “no
tengo ganas, me aburro”, “estoy
cansado”, y así lograba permanecer
durante la mayor parte del día en su casa y en soledad, con un estado anímico
decaído.
Como María y Gustavo, muchas son las personas con
Trastorno de Ansiedad Social (TAS), que sienten un intenso malestar y/o una
ansiedad desmedida en diversas situaciones sociales, durante las cuales el
temor a ser observados y evaluados negativamente cobran protagonismo.
Pensamientos del estilo: “se darán cuenta que soy un
incompetente”, “percibirán que estoy nervioso”, desencadenan un amplio abanico
de síntomas como sudoración, ruborización, alteraciones en el tono de voz,
bloqueo mental, palpitaciones, tensión muscular, malestar gastrointestinal,
sensación de ahogo. Muchos de ellos fácilmente percibidos por el interlocutor,
lo que contribuye a la retroalimentación entre el miedo, la ansiedad y la evitación,
propios del TAS.
Escenarios como hablar por teléfono o comer en público,
dialogar con desconocidos o con personas de autoridad, asistir a una fiesta, o
el simple hecho de caminar por la calle, se convierten para estos pacientes en
una verdadera odisea.
El aspecto común a estas situaciones es el temor
excesivo a la evaluación negativa, cualidad básica en los sujetos con fobia
social. Vale aclarar que el individuo no sufre por el temor a las situaciones
sociales propiamente dichas, sino a la posibilidad de ser juzgados
negativamente en ellas (independientemente de la situación). Lo que sucede es
que estos pacientes perciben una simple “probabilidad” como un hecho concreto,
es decir sobrestiman la chance de ser observados, rechazados o ridiculizados, y
en consecuencia mantienen un constante estado de hiperalerta (agotador y
estresante) ante una amplia variedad de escenarios percibidos como amenazantes.
Sentir ansiedad en determinados escenarios es algo frecuente
(y hasta podría decirse esperable) entre la gente, sin embargo, cuando la intensidad
es elevada, como la frecuencia de aparición y de duración, y el grado de
conducta de evitación es constante, hablamos en términos de Fobia Social.
La Fobia Social
puede ser tratada con eficacia por medio de la Terapia Cognitiva Conductual,
cuyo tratamiento plantea procedimientos empíricamente validados.
Tradicionalmente se ha dividido el tratamiento cognitivo-conductual
de la fobia social en cuatro tipos de procedimientos:
Estrategias de
relajación: proporcionarán al paciente medios para
afrontar la ansiedad.
Entrenamiento en
habilidades sociales: enseñar habilidades
sociales adecuadas, tanto verbales como no verbales, con el fin de mejorar las
competencias y conductas interpersonales.
Exposición a las
situaciones temidas: estrategia básica de
la intervención con pacientes con fobia social. Con el objetivo de que el
sujeto logre superar la evitación, y pueda exponerse gradualmente a las
situaciones temidas para que la ansiedad disminuya.
Reestructuración
cognitiva: los factores cognitivos juegan un rol
determinante en el desarrollo de la fobia social. Vimos que el temor al
escrutinio o a la evaluación negativa, constituye un problema en la percepción
de la conducta y los motivos de los demás. Por lo tanto, las intervenciones que
aborden las percepciones y los pensamientos distorsionados serán relevantes
durante el tratamiento.
Sin dejar de mencionar la psicoeducacion, estrategia terapéutica mediante la cual se brinda
información al paciente acerca de la enfermedad, para proveerlo de herramientas
que le permitan ser proactivo en el tratamiento y la comprensión de su
enfermedad.
La Fobia Social, es uno de los cuadros psicopatológicos
que mayor beneficio obtiene con
tratamientos terapéuticos de formato grupal. Porque la modalidad del
encuadre propicia las condiciones necesarias para que el sujeto pueda afrontar
aquello justamente genera ansiedad: la interacción social.
Bajo un ambiente de confianza, vinculado a personas
con idénticas dificultades, coordinado por profesionales, se generan las
condiciones adecuadas para que progresivamente el paciente disminuya la
sintomatología.
Lic. Brenda
Campos
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