En
los primeros encuentros con un paciente que se acerca a consultar por un
trastorno de ansiedad, le explicamos, entre otras cosas, en qué va a consistir
el tratamiento. La mayor parte de las veces le contamos que el abordaje de su
problema va a incluir alguna forma de exposición, lo cual implica que de una
manera específica, progresiva y controlada, deberá afrontar los estímulos que
le generan una ansiedad desproporcionada. Ya sea algún animal o insecto en las
fobias específicas, situaciones o síntomas físicos en el pánico y la
agorafobia, la interacción con otros en el trastorno de ansiedad social, es
necesario trabajar con técnicas de exposición para lograr la recuperación del
paciente.
Una
reciente investigación efectuada en ratones publicada en la revista Neuron
arroja nuevos datos sobre los mecanismos biológicos implicados en la supresión
de las respuestas de miedo generada por la terapia de exposición.
Investigadores
de la Universidad
de Tufts encontraron que la exposición no sólo “silencia” un grupo de neuronas
de la amígdala (una estructura cerebral involucrada en la respuestas de miedo
ante la percepción de peligro) que se activa ante una situación generadora de
temor, sino que también induce a la remodelación de un tipo de unión
inhibitoria entre las neuronas llamada sinapsis perisomática. Este tipo de
sinapsis son conexiones entre neuronas que permiten “silenciar” a otro grupo de
neuronas. La terapia de exposición aumenta el número de sinapsis inhibidoras
perisomáticas en la amígdala, proporcionando una explicación para la reducción
de la respuesta de miedo.
Para
este experimento, los investigadores sometieron a un grupo de ratones a
experiencias inductoras de miedo dentro de una caja. Luego una parte de ellos
recibió terapia de exposición volviéndolos a poner en la caja pero sin
situaciones atemorizantes a fin de lograr la extinción de la respuesta de
miedo, mientras que el resto no fue sometido a la exposición. Se comprobó que
en los ratones que habían recibido las sesiones de exposición, la cantidad de
sinapsis perisomáticas era mayor que en los que no la habían recibido.
Los
ratones son modelos válidos para comparar con el ser humano dada la similitud
de las circuitos cerebrales implicados en el mecanismo del miedo.
Según
Leon Reijmers, autor principal del estudio, el aumento de sinapsis inhibidoras
perisomáticas no borra el recuerdo del evento pero suprime la respuesta de
temor.
Este
interesante trabajo aporta nuevos datos para comprender los mecanismos
cerebrales implicados en una forma de terapia que ha demostrado gran eficacia
en el abordaje de los trastornos fóbicos. Una razón más para que, tanto
pacientes como terapeutas, se esfuercen para implementar tareas de exposición
dentro de los tratamientos de los trastornos de ansiedad, aunque muchas veces
haya resistencias fuertes para llevarlas adelante.
Lic. Diego Tzoymaher
Link al abstract en Neuron:
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