miércoles, 18 de febrero de 2009

¿Qué? ¿Cómo? ¿Por qué? La importancia de la psicoeducación en el tratamiento del Trastorno de Pánico


Es muy común que las personas que sufren de Trastorno de Pánico deambulen por infinidad de consultorios de especialistas de todo tipo o se conviertan en visitantes frecuentes de las guardias de las clínicas y sanatorios.

El desconocimiento del mecanismo de la ansiedad y sus síntomas característicos (taquicardia, sudoración, sensación de ahogo, mareos, etc.) lleva a quien los padece a interpretarlos de manera errónea y casi siempre catastrófica. El miedo a estar sufriendo un ataque cardíaco, cerebrovascular o a “volverse loco”, es la norma en estos casos.

Si la respuesta del médico es “usted no tiene nada” o “es sólo un pico de estrés”, lejos de tranquilizar, genera más temor y desconcierto. Así, el circuito típico del pánico se cierra (síntomas-miedo-evitación) y el deterioro de la calidad de vida se hace cada vez más profundo.

El tratamiento cognitivo conductual para el Trastorno de Pánico, luego de un diagnóstico certero, comienza por lo que llamamos psicoeducación, esto es transmitirle al paciente toda la información necesaria para que comprenda lo que le está pasando. De esta manera puede empezar a enlazar cada uno de sus síntomas con una explicación lógica acerca de la ansiedad como mecanismo normal y adaptativo del ser humano, pero que en su caso, como en el de muchas otras personas, se encuentra “desregulado”. Darle un nombre a lo que le pasa y saber que no es la única persona que lo padece genera un gran alivio en el paciente. Escuchar sobre el origen multicausal del Trastorno de Pánico (genes, crianza y ambiente) le da un marco de referencia donde ubicarse, un punto de partida para intentar mejorar. Claro está que saber todo esto no implica curarse, pero es un paso imprescindible para dar el puntapié inicial a un tratamiento que va a implicar enfrentarse a las situaciones y síntomas temidos.

La psicoeducación también implica mostrarle al paciente la propuesta de tratamiento, ya que la Terapia Cognitivo Conductual para el Trastorno de Pánico consta de una serie de técnicas o estrategias bien definidas que deben ser puestas en común antes de iniciar el proceso terapéutico. Conocer los mecanismos de la ansiedad, el triple sistema de respuesta del ser humano (fisiológico, cognitivo y conductual) y el circuito del “miedo al miedo”, ayudan a entender que cada uno de los pasos de la terapia tiene un fundamento teórico basado en la forma de adquisición y, sobre todo, de mantenimiento del trastorno.

Así, la psicoeducación ayuda a lograr esa colaboración activa del paciente, que es imprescindible para llevar adelante un tratamiento cognitivo conductual, y también permite mejorar la adherencia a la terapia farmacológica (en los casos en que está indicada) ya que la confianza en la medicación aumenta cuando se conocen los fundamentos que sustentan dicha indicación.

En definitiva, qué, cómo y por qué son las preguntas clave que debe responder el terapeuta al iniciar el proceso y a las que debe volver cada vez que la situación lo requiera, no solo para beneficio de la terapia, sino también porque es un derecho del paciente saber de qué se trata.

Lic. Diego Tzoymaher