martes, 5 de abril de 2011

Exposición en vivo: Su utilidad en las fobias


A la fobia se la define como un miedo irracional o excesivo, acompañado de ansiedad, con la consecuente evitación del objeto o situación temidos.

La clasificación actual las divide en fobias de tipo animal (perros, arañas, cucarachas…), situacional (tormentas, aviones, lugares cerrados…), sangre y heridas, y otras, más infrecuentes (muñecos, botones…). Por otra parte, también existe la fobia social (miedo a la crítica, burlas…)

La Exposición en Vivo (EV) a los estímulos temidos es el tratamiento psicológico más eficaz actualmente disponible para hacer frente a las conductas de evitación en las fobias.  Es un técnica que trata de acercarse gradualmente al objeto o situación temidos, con el fin de acostumbrarse a la ansiedad, es decir, comprobar que se la puede tolerar. Este principio se denomina habituación.

No se cuenta con una única explicación sobre qué elementos actúan específicamente en la exposición para lograr la reducción del miedo. Sí se puede afirmar que en el resultado están implicados múltiples factores.

Las sesiones de EV prolongadas son más eficaces que las sesiones cortas en la mayoría de los casos. Puede ser aconsejable proseguir la exposición hasta que los pensamientos negativos desaparezcan, así como también el deseo de escapar. En aquellos casos que las situaciones tengan una duración limitada (como ocurre al subir un ascensor o hacer filas), la solución radica en repetirla hasta lograr el objetivo.

Si no pueden utilizarse largas sesiones de EV, se recomienda utilizar un enfoque de aproximación más gradual, en el que no se generen altos niveles de ansiedad. Esto se consigue permitiéndose escapar de la situación temida, para luego retornar a ella. Lo que no es aconsejable, es el escape prolongado del objeto o situación temidas.

Las conductas de evitación pretenden prevenir consecuencias amenazantes, impidiendo comprobar que éstas generalmente no se dan, y esto ayuda a mantener la ansiedad. En cambio, las conductas de afrontamiento van dirigidas a manejar la ansiedad, comprobando que si bien es incómoda no es peligrosa.

Existe consenso en cuanto a que las personas mejoran más cuando se implican y comprometen en la EV, atendiendo y procesando emocionalmente las señales de miedo,  que cuando las pasan por alto, las desatienden o las evitan cognitivamente.

Se supone que la implicación en la EV permite que las representaciones centrales del miedo puedan ser accedidas en mayor medida y procesadas, lo que conduce a la habituación de las respuestas emocionales. Otra teoría es que la implicación en la EV proporciona un sentido de control que es esencial  para conseguir un cambio afectivo, el cual a su vez lleva a una reducción de la ansiedad.

Hay que tener en cuenta que la EV requiere un esfuerzo continuado durante varios meses, variando en cada caso en particular, y también, que implica el tolerar cierto monto de ansiedad y malestar.

La EV resulta más eficaz en los días “complicados”, ya que es entonces cuando son más necesarias las experiencias de aprendizaje. Ahí es cuando se puede producir la falta de confirmación de los síntomas, ataques de pánico esperados y otras consecuencias temidas.

Las actividades realizadas durante la exposición deben hacerse sin prisa, ya que la precipitación es negativa, o bien constituye una estrategia defensiva o incrementa la activación.

Para el acompañante de la persona que realiza la EV, en el caso de haberla, es importante que lo aliente, que lo halague, tranquilice, que le converse para distraerlo, que utilice el humor, el contacto físico, sugerencias y recordatorios del procedimiento del tratamiento y  de la importancia de mantener la EV.

Deben elegirse tareas de exposición que tengan un impacto positivo. Por ejemplo, para una persona con agorafobia que gusta del arte, conviene comenzar con un objetivo de llegar, luego entrar, para finalmente recorrer un museo, antes que visitar un shopping que no es de su agrado, es probable que le resulte más efectivo y placentero.

Si bien estas son claves generales, no hay que olvidar que cada persona es única, con una historia particular del problema, con su personalidad, recursos, apoyo, etc. Cada uno tiene que encontrar su ritmo y perseverar hasta superar sus conductas de evitación.

Es importante tener en claro que el proceso no es lineal, sino que hay altibajos. Aparte de otros posibles retrocesos, es frecuente que en las primeras etapas de la EV haya una cierta recuperación de la ansiedad, aunque esto tiende a disminuir con el avance de las exposiciones.


Guía de Ayuda para la Exposición en Vivo


Cuanto mayor es el miedo, con más frecuencia deben exponerse a ello.

La clave del éxito es la exposición regular y prolongada a tareas planeadas con anterioridad y con un grado de dificultad creciente. 
Para lograrlo:

  • Hacer una lista con las situaciones que evita o que le producen ansiedad, siendo los objetivos claros y precisos.
  • Ordenarlos según el grado de dificultad que le supone enfrentarse a ellas.
  • Repetir la práctica de esta situación todas las veces necesarias hasta que pueda manejarlas sin dificultad.
  • No subestimar los logros. Minimizar los éxitos hace que uno se sienta mal, y es un obstáculo para seguir intentándolo.
  • Generalmente sumando pequeños logros es como se obtienen los grandes.
Lic. Veronica Tamburelli