lunes, 4 de noviembre de 2013

La terapia de exposición “apaga” las neuronas del miedo

En los primeros encuentros con un paciente que se acerca a consultar por un trastorno de ansiedad, le explicamos, entre otras cosas, en qué va a consistir el tratamiento. La mayor parte de las veces le contamos que el abordaje de su problema va a incluir alguna forma de exposición, lo cual implica que de una manera específica, progresiva y controlada, deberá afrontar los estímulos que le generan una ansiedad desproporcionada. Ya sea algún animal o insecto en las fobias específicas, situaciones o síntomas físicos en el pánico y la agorafobia, la interacción con otros en el trastorno de ansiedad social, es necesario trabajar con técnicas de exposición para lograr la recuperación del paciente.

Una reciente investigación efectuada en ratones publicada en la revista Neuron arroja nuevos datos sobre los mecanismos biológicos implicados en la supresión de las respuestas de miedo generada por la terapia de exposición.

Investigadores de la Universidad de Tufts encontraron que la exposición no sólo “silencia” un grupo de neuronas de la amígdala (una estructura cerebral involucrada en la respuestas de miedo ante la percepción de peligro) que se activa ante una situación generadora de temor, sino que también induce a la remodelación de un tipo de unión inhibitoria entre las neuronas llamada sinapsis perisomática. Este tipo de sinapsis son conexiones entre neuronas que permiten “silenciar” a otro grupo de neuronas. La terapia de exposición aumenta el número de sinapsis inhibidoras perisomáticas en la amígdala, proporcionando una explicación para la reducción de la respuesta de miedo.

Para este experimento, los investigadores sometieron a un grupo de ratones a experiencias inductoras de miedo dentro de una caja. Luego una parte de ellos recibió terapia de exposición volviéndolos a poner en la caja pero sin situaciones atemorizantes a fin de lograr la extinción de la respuesta de miedo, mientras que el resto no fue sometido a la exposición. Se comprobó que en los ratones que habían recibido las sesiones de exposición, la cantidad de sinapsis perisomáticas era mayor que en los que no la habían recibido.

Los ratones son modelos válidos para comparar con el ser humano dada la similitud de las circuitos cerebrales implicados en el mecanismo del miedo.

Según Leon Reijmers, autor principal del estudio, el aumento de sinapsis inhibidoras perisomáticas no borra el recuerdo del evento pero suprime la respuesta de temor.

Este interesante trabajo aporta nuevos datos para comprender los mecanismos cerebrales implicados en una forma de terapia que ha demostrado gran eficacia en el abordaje de los trastornos fóbicos. Una razón más para que, tanto pacientes como terapeutas, se esfuercen para implementar tareas de exposición dentro de los tratamientos de los trastornos de ansiedad, aunque muchas veces haya resistencias fuertes para llevarlas adelante.

Lic. Diego Tzoymaher

Link al abstract en Neuron: