miércoles, 28 de abril de 2010

¿Cómo perciben el mundo los tímidos?


En la edición del domingo pasado del diario Clarín, se publicó una nota sobre un estudio llevado a cabo por investigadores de China y Estados Unidos que muestra de qué manera perciben los estímulos las personas introvertidas. Según la investigación, que fue realizada a través de la técnica de Resonancia Magnética Funcional, las personas tímidas “estuvieron más tiempo observando las imágenes y mostraron una actividad elevada en las áreas cerebrales que se ocupan de asociar percepciones visuales y sensoriales. En definitiva, su cerebro no sólo elaboró la percepción visual, sino que se activó para una elaboración más profunda de la información"
Este estudio aporta datos interesantes a los ya conocidos para comprender un poco más los procesos que subyacen a lo que podemos observar en el Trastorno de Ansiedad Social o TAS, que puede considerarse una forma patológica de la timidez. Las personas con TAS presentan una alta sensibilidad a los estímulos relacionados con la interacción social y a la posibilidad de ser criticado o evaluado negativamente. La creencia de que va a hacer el ridículo o que todos van a pensar mal de él lleva a que quien padece TAS pierda espontaneidad en la interacción o la evite en forma directa. La activación autonómica como respuesta de ansiedad genera en el sujeto sudoración, rubor facial, temblores, modificaciones en la voz, que vienen a reforzar las cogniciones distorsionadas sobre la opinión del otro.
Claramente, quien sufre un TAS necesita evaluar por demás las condiciones del entorno para decidir involucrarse o no en una interacción social. Pero lejos de guiar esta evaluación de manera objetiva, son las distorsiones cognitivas las que llevan las riendas del proceso. Estas distorsiones hacen que la persona haga foco en algunos aspectos potencialmente negativos de la situación y pierda de vista el panorama completo que rara vez resulta tan catastrófico como se prevé. Como resultado aparece la evitación como respuesta conductual o un afrontamiento inadecuado a expensas de un malestar muy alto.
Desde la Terapia Cognitivo Conductual, ofrecemos la posibilidad de modificar estas creencias distorsionadas y adoptar una manera más objetiva y funcional de “ver” la interacción con el otro. De esta manera se logran modificar las respuestas emocionales y conductuales que limitan la calidad de vida de la persona.
Lic. Diego Tzoymaher