lunes, 8 de agosto de 2011

Estrés, Ansiedad e Infertilidad (Primera Parte)

Cada vez son más los especialistas en medicina reproductiva que nos piden colaboración a nosotros, los psicólogos, para entrenar a pacientes en el manejo del estrés y la ansiedad que implica atravesar por tratamientos de reproducción asistida. Tratamos pacientes con trastornos de ansiedad previa al diagnóstico de infertilidad, y tratamos pacientes con sintomatología debido al estrés y a la crisis vital que implica dicho diagnóstico. 

En el consultorio, los pacientes nos preguntan cómo influyen la ansiedad y el estrés en la fertilidad. A ellos, por su gran fortaleza y necesidad de entender lo que les sucede, está dedicado este artículo.

Desde el momento del diagnóstico, durante la fase de tratamiento y hasta el momento del resultado, el estrés está presente en los pacientes. Las emociones se confunden y van de la esperanza a la desesperanza, de la ilusión a la desilusión, hasta la incertidumbre y el temor a lo desconocido. Una vez una paciente lo describió muy bien: “Siento que desde que empecé con los tratamientos, mi vida está en stand by”.

Todo este proceso puede provocar alteraciones en lo emocional, físico, profesional, social y sexual de las parejas, lo que genera un circulo vicioso que puede terminar alterando a la propia capacidad de gestación, disminuyendo aún más la probabilidad de éxito de los tratamientos de fertilidad. 

¿Qué se sabe hasta el momento?
 
Sabemos que el estrés es la causa principal de abandono de los tratamientos de fertilidad.

Los efectos de este particular estrés en la calidad de vida de la pareja tienden a ser sustancialmente mayores en las mujeres que en los hombres (Guerra y cols, 1988).

Lemmens y cols. (2004) y Alper y cols. (2002) realizaron estudios concluyentes acerca de la necesidad de que las parejas sometidas a técnicas de reproducción asistida tengan soporte psicológico antes, durante y después del tratamiento, debido a la ansiedad y la sensación de pérdida de control, que se traduce en síntomas psicosomáticos en ambos miembros de la pareja.
Existen estudios que demuestran que las parejas con problemas de fertilidad tienen una mejor respuesta al tratamiento médico cuando éste incluye un apoyo psicológico. Domar y cols. (1999) demostraron que un programa para disminuir el estrés psicológico está asociado con un mayor porcentaje de embarazos viables en tratamientos de infertilidad.

Asimismo, aunque la relación entre niveles de ansiedad y la probabilidad de éxito de los tratamientos no es concluyente, muchos autores hallaron una relación estadísticamente significativa entre el papel de la intervención psicológica y el número de concepciones (Alice Doman et al. (1990, 1992), Annette L. Stanton & Christine Dunkel-Schetter (1991), Jane Read (1995) o Sandra & Leiblum (1997) entre otros) .

También sabemos que los factores que influyen positivamente en los tratamientos son:
  • Mantener bajos niveles de estrés.
  • El apoyo de la pareja.
  • Un alto grado de confianza en el tratamiento y expectativas positivas con respecto a sus resultados.
En un estudio de 1991, Sabourin y colaboradores concluían que “las parejas que tienen mejor ajuste personal, marital y social son las que mejor se integran en los programas de Reproducción Asistida, mejores resultados obtienen y mayor satisfacción expresan”.

¿Qué aporta la Terapia Cognitivo Conductual (TCC)?

Cualquier intervención psicológica debe apuntar a reducir el estrés asociado a la infertilidad, explorar los sentimientos de pérdida y ayudar a que el paciente pueda expresarlos.

La TCC aplicada a la infertilidad aporta ejercicios destinados al manejo de la ansiedad, entrenamiento en técnicas de autocontrol y reestructuración de pensamientos negativos, y estrategias de afrontamiento centradas en el problema, que incluyen la búsqueda de información, la planificación del tiempo y de los períodos de espera, los descansos entre tratamientos, etc. Otro aspecto importante es mejorar la comunicación y las estrategias de resolución de problemas que utiliza la pareja para hacerle frente a esta situación.

Muchas veces, la etapa de diagnóstico conlleva una gran incertidumbre acerca de las causas que generan la infertilidad. Es importante recalcar la importancia de la búsqueda de información en esta etapa, acerca de los tiempos, los procedimientos y la probabilidad de éxito del tratamiento. Muchas veces, la ansiedad de los pacientes (y lamentablemente, a veces de los propios médicos) por iniciar el tratamiento, lleva a saltearse pasos en el diagnóstico e incurrir en tratamientos que están destinados a fallar desde un comienzo. Son tantas las variables que hoy por hoy se pueden manipular gracias al avance de las técnicas de fertilidad, que esto muchas veces lleva a los pacientes a pensar que las probabilidades de éxito son mayores a las reales. Poder ayudar a los pacientes a procesar todo esto es nuestra tarea. 

La investigación científica ha demostrado que aprender y practicar estrategias cognitivo-conductuales ayuda a disminuir los síntomas físicos, el estrés y la ansiedad, y los sentimientos de tristeza, aislamiento y enojo. El manejo de estas variables psicológicas puede influir positivamente en los resultados de los tratamientos de reproducción asistida, lo que hace del abordaje interdisciplinario la mejor elección.

Lic. Cecilia Veiga