miércoles, 15 de diciembre de 2010

Preocupación excesiva: Aprender a resolver problemas puede ayudar a combatirla

Existen personas que no logran dejar de preocuparse aunque quieran. Otras consideran que rumiar todo el día acerca de un problema es una buena manera de mantener a raya las consecuencias negativas que este puede acarrear. La preocupación funciona muchas veces como una forma disfuncional de abordaje de las dificultades cotidianas. Se presenta como una relación ambivalente, de aproximación y evitación, con los problemas. Aproximación como intento de control y solución y evitación por no contar con buenas herramientas para abordarlos y no poder soportar las reacciones emocionales que generan.

Ansiedad y preocupación

Este tipo de mecanismo es muy frecuente en quienes padecen Trastorno de Ansiedad Generalizada o TAG y genera un deterioro muy importante en la calidad de vida. Son personas habitualmente estresadas, con malestares gastrointestinales, dificultades para dormir, jaquecas tensionales y otros problemas de salud. Muchas veces, la principal causa de este patrón de pensamientos disfuncionales es la mala orientación hacia los problemas, o sea, la creencia que los problemas no tienen solución, que dependen del azar o que no se tiene la capacidad para hacerles frente. En cambio, una buena orientación hacia los problemas implica la confianza en las propias habilidades de resolución, una actitud optimista y la posibilidad de ver las dificultades como retos a ser superados. La ausencia de una manera específica de abordar la solución de los diferentes conflictos que se van sucediendo a diario es una de las principales causas de una mala orientación hacia los problemas.

Entrenamiento en Solución de Problemas

En el año 1971, dos psicólogos (Zurrilla y Goldfried) desarrollaron un método específico y estructurado para intentar resolver los problemas con los que nos encontramos. Esta técnica se denomina Entrenamiento en Solución de Problemas o ESP. Consta de una serie de pasos sucesivos mediante los cuales quien aplica el método se va aproximando progresivamente a la identificación de una posible solución y posteriormente la lleva a la práctica.

Paso a paso

Como primera medida se debe definir de una manera clara, concreta y objetiva el problema a resolver. Se deben evitar ambigüedades o definiciones abstractas. No es aceptable definir el problema como "quiero ser feliz", pero se puede plantear "necesito encontrar tiempo semanal para hacer ejercicio".
Luego se hace una breve reseña sobre las maneras que se ha intentado resolver ese problema hasta el momento y que no obtuvieron buenos resultados.
En tercer lugar se hace una lista de posibles soluciones alternativas. Esto se realiza de manera escrita e intentando no censurar de antemano ninguna respuesta por más improbable que parezca. La técnica de "tormenta de ideas" es ideal para este paso.
Una vez que la lista está armada se valora cada una de las opciones en función de sus ventajas y desventajas, otorgándole un puntaje a cada una. Así, queda estructurado un ranking de soluciones para ese problema específico.
El siguiente paso es poner en práctica la primera de las soluciones de la lista y evaluar sus resultados. Si son positivos el problema habrá desaparecido o, por lo menos, se habrán disminuido sus consecuencias negativas. Si la solución intentada no genera buenos resultados, se deberá volver a la lista e intentar con el ítem siguiente.

Beneficios

El uso regular de esta estrategia genera un aumento en la autoconfianza, ya que se perciben las propias capacidades de afrontamiento como efectivas. De esta manera la orientación hacia los problemas cambia, la sensación de control sobre el medio es mayor y la creencia de que los problemas son inabordables se reestructura. De esta manera, se puede empezar a ver la realidad cotidiana como más amigable y menos amenazante, con el consiguiente beneficio emocional y anímico que esto conlleva.
Lic. Diego Tzoymaher