viernes, 7 de noviembre de 2008

Del cerebro y la mente


Interacción cerebro-mente

Muchas veces nos preguntan nuestros pacientes si los trastornos de ansiedad son patologías de origen “psicológico (mental) u orgánico (cerebral)”.

Justamente sobre esto queremos hacer referencia hoy, y acercar unas reflexiones.

A la luz de los conocimientos actuales, la concepción del cerebro en forma separada de la mente es inconcebible. Los trastornos ya no se dividen entre trastornos psicológicos por un lado y trastornos orgánicos por otro.

Debemos considerar a la mente como un conjunto de funciones que se llevan a cabo en el cerebro. Si miráramos con una lente de gran aumento, podríamos observar que el cerebro está compuesto por millones de neuronas (unidad mínima de estructura y funcionamiento del sistema nervioso). Estas neuronas se asocian entre sí, de manera tal que forman redes de procesamiento (imaginemos esto como una red de cables de electricidad con varias usinas desde donde parten órdenes).

Entonces, todos los procesos mentales, aún los más complejos, derivan de operaciones llevadas a cabo en el cerebro. Lo mental remite a lo cerebral y viceversa.

Estas funciones cerebrales sirven de base para explicar tanto las conductas motoras básicas, que compartimos con el resto de los animales, como caminar, comer, etc., como las acciones cognitivas más complejas (concientes o inconcientes), que solo pueden tener los seres humanos, ejemplo de estas últimas son, pensar, hablar, crear, etc.

De manera tal que los trastornos conductuales observados en todas las enfermedades psiquiátricas (en los trastornos de ansiedad serían las conductas evitativas) deben considerarse como disturbios de la función cerebral, aun en los casos donde estas alteraciones sean ocasionadas claramente por factores ambientales.

Las redes neurales procesan la información que recibimos del ambiente exterior a través de los órganos de los sentidos y también desde nuestro interior (de nuestros propios pensamientos), y generan una respuesta conductual. Si el medio ambiente es favorable, la conducta (comportamiento) nos permitirá adaptarnos mejor al medio. Por el contrario, si las circunstancias ambientales son adversas, es probable que se generen conductas desadaptativas que nos van llevando a una enfermedad.

Habitualmente nos imaginamos al cerebro como un órgano estático, que no se modifica a lo largo de toda la vida; nada más lejos de la realidad. El cerebro está cambiando constantemente (así como cambian nuestros pensamientos). A esta propiedad se la denomina plasticidad neuronal.

Se llama plasticidad neuronal (o neuroplasticidad) a la capacidad que tienen las neuronas de modificar su estructura y su funcionamiento de acuerdo a las distintas experiencias. En otras palabras, existe una relación directa entre los cambios que se producen en nuestro medio ambiente y las modificaciones que se producen en la arquitectura y el funcionamiento de nuestras neuronas.

Así, ambientes y experiencias más favorables provocan cambios en el funcionamiento de las neuronas, en como estas neuronas se asocian entre si, formando redes de procesamiento de la información que captan nuestros órganos de los sentidos, del ambiente que nos rodea.

Esto, a su vez, genera cambios en los comportamientos de las personas, que los hacen adaptarse a su ambiente de manera más favorable, enriqueciéndolo.

El aprendizaje del sujeto, en este ambiente enriquecido, genera cambios en la expresión genética que modifican al cerebro, cerrando, de esta manera, un circuito que puede ser virtuoso, adaptativo (favorable) o vicioso, desadaptativo (desfavorable). Este último, es el caso de los trastornos mentales, así es como se sostienen en el tiempo.

Por otra parte, las psicoterapias, así como los tratamientos con fármacos, lo que intentan hacer es mejorar o revertir el circuito y hacerlo adaptativo.

Como se comprenderá, nuestro cerebro todo el tiempo está cambiando, siguiendo con el ejemplo de los cables eléctricos y las usinas, todo el tempo esta cableándose a si mismo, de acuerdo a las experiencias que se van viviendo y aprendiendo, así como cambia nuestra mente.

La antigua idea que las neuronas que se mueren no pueden reemplazarse por nuevas neuronas, debe ser revisada, puesto que hoy en día existe evidencia de formación de nuevas neuronas en ciertos lugares del cerebro donde se procesa información que tiene que ver con el estrés, el miedo y la ansiedad. De manera tal que, los cambios negativos en las neuronas que producen el estrés, los trastornos de miedo, ansiedad y depresivos, pueden ser revertidos con el tratamiento específico y oportuno.

Describiremos en otra oportunidad cómo las psicoterapias que inducen aprendizaje del medio (Terapia Cognitiva Conductual), son las que resultan mas eficaces, para el tratamiento de los trastornos de ansiedad y fobias.

Dr. Enzo Cascardo

1 comentario:

omar_cos dijo...

Muy bueno !! aparte de aprender un poco mas sobre uno mismo ( que me considero complicado ) queda abierta la posibilidad de que se forman nuevas neuronas, no solo se destruyen. esto quita un poco el temor a cumplir años !!!!